Dónde ir, qué ver, qué hacer en Huelva

Huelva no es una de las provincias más conocidas de España. Las cosas como son. Mucha gente dirá: “Sí, de ahí salió Colón con las carabelas”, y poco más.

Sin embargo, Huelva tiene una historia larga y muy interesante. Existen restos de asentamientos humanos anteriores al Neolítico. Según los últimos hallazgos es uno de los asentamientos más antiguos de Occidente, con más de cinco mil años de antigüedad. Eso es lo que ha quedado patente tras los descubrimientos arqueológicos realizados en la zona del Seminario de la capital, donde se ha descubierto que la zona ha albergado un poblado habitado de manera continua por distintas culturas desde finales del cuarto milenio a.C.

Historia de Huelva

La historia de la provincia ha ido unida siempre a su riqueza mineral. Y en la prehistoria los minerales tenían tanta importancia que incluso han dado nombre a las edades: Hierro, Bronce, Piedra… ¿Cómo iba Huelva a mantenerse al margen? Sus minas de cobre permitieron el establecimiento y rápido desarrollo humano en la región. Todos estos pueblos han dejado su marca en la forma de los numerosos y espectaculares dólmenes que jalonan la provincia.

La culminación de todo este desarrollo llega con Tartessos, una de las civilizaciones más míticas, fascinantes y desconocidas de la antigua Europa. Hay numerosas referencias a esta extraña cultura, desde la Biblia a autores clásicos griegos como Estrabón, que hablan de un pueblo rico y poderoso al que se relacionó muchas veces con la desaparecida Atlántida (últimamente incluso se ha dicho que una zona cercana a Hinojos coincide con la descripción que dio Platón de una de sus ciudades). El rey de los tartesios más conocido fue Argantonio quien, además de ser rey, tuvo la suerte de ser enormemente rico y disfrutó de una vida increíblemente larga. Tartessos desapareció misteriosamente y poco a poco todos los habitantes de la provincia comenzaron a mezclar su propia y peculiar cultura con la que venía desde Roma. Huelva y sus poblaciones cercanas a la costa se hicieron famosas en todo el imperio romano gracias al “Garum”, el delicatessen de la época, que se elaboraba a partir de vísceras de pescado.

Edad Media

Tras la caída del Imperio Romano toda la región se convirtió en una obsesión para visigodos y bizantinos, que se disputaron el control de Huelva hasta que, en el siglo VIII, llegaron los musulmanes y conquistaron casi toda la Península de un plumazo. No fue hasta el siglo XIII que Huelva fue reconquistada por los cristianos: en 1262 toda la provincia se encontraba ya bajo la autoridad de Alfonso X el Sabio. Por cierto, se dice que durante el asedio de la ciudad de Niebla fue cuando se empleó por primera vez en Occidente la pólvora con usos militares.

Poco pasó en Huelva durante unos cuantos años hasta que, allá por el S. XV, un señor llamado Cristóbal Colón llegó al Monasterio de La Rábida con unas extrañas teorías acerca de llegar a Cipango (Japón) viajando hacia el Oeste, cuando todo el mundo sabía que por ahí no había nada. El caso es que debió convencer a Fray Antonio de Marchena, que se empeñó en llegar a los mismísimos Reyes Católicos para que Colón comentase sus proyectos. Después del consabido regateo, Colón consiguió que le financiasen la aventura.

No consiguió llegar a Asia, porque América estaba en medio. Y como resultado de este descubrimiento muchas localidades de Huelva conservan un aire “colombino” que nos retrotrae a una época de viajes y aventura. Durante los siglos siguientes Huelva fue eclipsada por la importancia de Sevilla y otras zonas de la geografía española. Esta ignorancia acerca de la provincia ha persistido hasta nuestros días no sólo en Europa, sino también en gran parte de España.

Pero para quienes sí que existía era para los piratas, aquéllos que aterrorizaban las costas y aguas de toda Europa, sobre todo los berberiscos, que se decantaban por el Sur de España. Por ello, a partir del siglo XVI se construye una línea de torres vigía o almenaras a lo largo de todo el litoral onubense. Hoy aún quedan restos de estas fortificaciones, algunas muy bien conservadas: la Torre Almenara de Punta Umbría, la Torre del Catalán en El Terrón (Lepe), o la Torre de la Higuera, que le da su característico perfil a la playa de Matalascañas.

Británicos en Huelva

En el siglo XIX varias compañías británicas se establecieron en Huelva para abrir nuevas explotaciones mineras, sobre todo en las comarcas del interior y cerca de las montañas, y explotar las que llevaban en funcionamiento desde la época de los romanos. La influencia de esta presencia británica se puede ver, todavía hoy, en el estilo arquitectónico de un gran número de edificios, en el apellido, color de pelo y ojos de muchos onubenses y, ¡por supuesto!, en la introducción en nuestro país de un deporte nuevo: el fútbol (que, por aquella época, se llamaba balompié). El Recreativo de Huelva no es conocido como “El Decano del Fútbol Español” por nada…

Durante la agitada historia de la primera mitad del siglo XX Huelva apenas tuvo relevancia, aunque en la Segunda Guerra Mundial tuvo un papel importante en la historia de “El hombre que nunca existió”, una impresionante operación de espionaje y contraespionaje entre alemanes y aliados (con derecho a película), cuyo elemento principal tuvo lugar con el descubrimiento de un cadáver británico en las playas de Punta Umbría.

Ya más cerca, tras el auge industrial de las décadas de los 60 y 70, Huelva comenzó una nueva etapa de desarrollo basándose en determinados productos de agricultura, ganadería y pesca (fresa, gambas y jamón, el triunvirato onubense) y, por supuesto, el turismo, con la ventaja de sus privilegiados recursos naturales y el haber escapado de la salvaje fiebre urbanizadora de décadas pasadas.

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